Ventilación general

Esta ficha proporciona información técnica sobre cómo diluir la presencia de polvo ambiental mediante el uso de sistemas de ventilación. Desde el punto de vista de la prevención, la ventilación es uno de los métodos de protección colectiva de los trabajadores. Normalmente se distinguen dos tipos: la ventilación por extracción localizada y la ventilación general.

Es posible que, según las circunstancias específicas de cada caso, no sea necesario aplicar todas las medidas indicadas en esta ficha para minimizar la exposición a sílice cristalina respirable y se deba optar por seleccionar las más idóneas y apropiadas.

Procesos y equipamientos

Se debe diseñar adecuadamente el sistema de ventilación en fase proyecto, teniendo en cuenta entre otros factores:

  • Principios que rigen el movimiento y arrastre de partículas de SCR.
  • Influencia de las condiciones meteorológicas.
  • Aspectos productivos y de características del edificio que puedan interferir en la ventilación.
  • Caudales de aire necesarios.
  • Ubicaciones y diseño de las salidas y entradas de aire.
  • Puntos de generación de polvo o mayor exposición.
  • Reposición de aire extraído.
  • Gestión de las partículas de polvo sílice.

La ventilación debe asegurar la extracción del aire contaminado y su sustitución por aire limpio. En función del grado de contaminación del lugar de trabajo se deberá aplicar un mayor o menor número de renovaciones de todo el volumen del mismo.

La existencia de portones que permiten el transporte de materiales al exterior o el hecho de que las naves estén comunicadas para el paso de vehículos o carretillas elevadoras facilita la entrada y contaminación de polvo de SCR de unos lugares a otros.

Evitar que el aire extraído que arrastra partículas de polvo vuelva a introducirse en el local descargándolo a una altura suficiente por encima de la cubierta o asegurándose de que ninguna ventana, toma de aire exterior u otra abertura se encuentre situada cerca del punto de descarga.

Ubicar la salidas de aire del local cerca de los focos de contaminación, consiguiendo así un cierto efecto "extracción localizada" de ese foco, además de evitar que el agente se disperse totalmente dentro del local. En cuanto a las entradas de aire, se procurará que arrastren el aire limpio a las zonas más contaminadas, creando un cierto efecto "ventilación por desplazamiento".

Aunque la ventilación puede ser adecuada para mantener las renovaciones de aire, podría tener un efecto negativo sobre el control del polvo ambiental, al contribuir a su puesta en suspensión y dirigirlo hacia los trabajadores. No se deben aplicar soluciones que no estén diseñadas y justificadas técnicamente y adaptadas a cada caso concreto.

La ventilación nunca debe crear corrientes de aire molestas para el trabajador. Así, por ejemplo, si se dispone de mucha ventilación localizada, se necesitará aportar aire suficiente al local para evitar corrientes.

La distribución del aire a través de difusores, rejillas, registros no deben ser bloqueados por apilamiento de las cosas delante de ellos. De lo contrario, puede provocar una acumulación de la concentración.

Las naves industriales son lugares habituales de trabajo en los que suelen producirse problemas de ventilación. Desgraciadamente, la ventilación de estas naves normalmente se encuentra obsoleta debido al paso del tiempo, o bien no funciona, o directamente no existe.

Se trata de una solución de ventilación pasiva, ya que no se utilizan elementos mecánicos. La ventilación natural está originada por corrientes de convección derivadas de variaciones en las condiciones climatológicas, no existe un control sobre los cambios de dirección y caudal, lo que puede dar lugar a la suspensión del polvo depositado. Está condicionada por la época del año y las condiciones climatológicas.

Efecto chimenea. Se crea mediante una cubierta ventilada que se coloca como una pared frente a la pared principal, dejando un espacio para el paso del aire. Se colocan entradas de aire en la zona inferior de dicha fachada y salidas en la zona superior. El efecto chimenea es el fenómeno que se produce como respuesta al calentamiento de la capa exterior. La densidad del aire cambia y se produce un movimiento ascendente por convección natural, gracias a las diferencias de temperaturas.

La ventilación natural por sí sola no debe considerarse un sistema de control del polvo sino como un complemento a otros ya existentes.

Si los trabajadores están muy cerca de los focos de emisión de polvo, un sistema de ventilación natural puede no proteger adecuadamente por lo que será necesario complementarlo con otras medidas técnicas (ventilación forzada, nebulización, captación, vía húmeda, cabinas, etc.).

Garantizar que la ventilación natural no interfiera sobre el rendimiento de sistemas de ventilación forzada o extracción localizada, dando lugar a corrientes que puedan disminuir la eficiencia de los mismos.

Proporcionar un buen nivel de ventilación natural mediante la apertura de puertas y ventanas o la ventilación forzada en la que el aire se suministra o extrae mediante un ventilador, en este caso garantizar el sellado eficaz de los canales de penetración o el diseño de sistemas de ventilación general que aseguren la creación de presión positiva en el interior.

La ventilación forzada se realiza a través de algún aparato mecánico como pueden ser ventiladores, extractores y sus conducciones asociadas. Es independiente de las condiciones meteorológicas.

Ventilación por sobrepresión: Se consigue con aparatos inyectores que introducen aire desde el exterior hacia el interior del local, dejando aberturas para que el aire inadecuado pueda salir. El fenómeno que ocurre, es que el aire que viene de fuera tiene una presión mayor que el que está dentro y esto produce una corriente que le permite fluir hacia la zona externa del edificio. El aire inyectado puede ser filtrado de acuerdo a las condiciones requeridas dentro del recinto.

Ventilación por depresión: En este caso el aire se renueva mediante su sustracción con aparatos extractores, dejando un lugar al aire del exterior. Así, se crea una diferencia en la presión atmosférica que hace que el de afuera impulse al del interior hacia el exterior a través de dichos aparatos.

Ventilación localizada: El aire contaminado se absorbe en el mismo lugar en el que se está produciendo y esto impide que se llegue a expandir por el resto del local. Normalmente se consigue con el uso de campanas que extraen el aire y lo llevan al exterior. Es importante tener bien localizado el punto de donde surge el aire contaminado para atraerlo hacia la campana y trasladarlo fuera.

La ventilación natural no debe reducir la eficacia de la ventilación forzada, debido a corrientes de aire, variaciones en el caudal y la dirección, que hacen fluctuar la concentración de polvo en ciertos puestos de trabajo.

No se debe utilizar el aire extraído de localizaciones internas de la empresa para ventilar si este no ha sido previamente filtrado (filtro HEPA o similar).

Utilizar ventilación forzada, asegurándose de que el sistema de ventilación no remueva el polvo.

La ventilación debe asegurar la extracción del aire contaminado y su sustitución por aire limpio. En cualquier caso, es conveniente someter el aire exterior a filtración u otro tipo de tratamiento que garantice una calidad adecuada del aire interior. Se recomienda que el sistema de filtrado esté equipado con filtros de alta eficacia frente a partículas (filtro HEPA o similar).

Revisar fugas y aberturas de ventanas y puertas por las que circula el tiro natural y que puedan comprometer la eficacia de otros sistemas de prevención.

Se diseñará y ejecutará un programa de mantenimiento periódico de los sistemas de ventilación a fin de asegurar el correcto funcionamiento de los mismos y reducir la probabilidad de averías o desgastes que puedan generar escapes accidentales de polvo a la atmósfera de trabajo.

Registrar los mantenimientos realizados.

Se respetarán las instrucciones del fabricante respecto al uso, mantenimiento y limpieza de las instalaciones de ventilación.

Limpiar periódicamente los filtros y conducciones del sistema de aire.

Revisar periódicamente que las salidas y entradas de aire no estén obstruidas por objetos que impidan el flujo de aire.