Nebulización de agua

Esta ficha proporciona información técnica sobre cómo controlar el polvo con sistemas de nebulización de agua. Se trata de una actuación sobre el contaminante disperso en el ambiente de trabajo y su captación con partículas finas de agua.

Es posible que, según las circunstancias específicas de cada caso, no sea necesario aplicar todas las medidas indicadas en esta ficha para minimizar la exposición a sílice cristalina respirable y se deba optar por seleccionar las más idóneas y apropiadas.

Procesos y equipamientos

La nebulización se basa en arrastrar las partículas de polvo mediante la interacción partícula-gota y facilitar su decantación en las superficies del lugar de trabajo. Las minúsculas gotas de agua producidas por los sistemas de nebulización, atraen las partículas de polvo y hace que se precipiten.

Un aspecto clave en los sistemas de nebulización es el tamaño de gota. Cuanto menor sea el tamaño mayor será la eficacia de captación de captación de polvo. Con los sistemas de nebulización se consiguen tamaños de gota inferiores a las 10µm.

El núcleo de los sistemas está constituido por nebulizadores, específicamente diseñados, que aumentan la presión del agua (70-110 bares) que permite la emisión de gotas tan pequeñas. Una bomba de presurización hace que el agua expulsada a través de boquillas de diámetros diferentes forme una niebla extremadamente fina y ligera.

Se debe asociar al sistema, un equipo de filtración del agua, que mejore la calidad del agua que llegue a la boquilla y disminuya así la posibilidad de que se produzca un atasco por las partículas en suspensión, que suponga que la boquilla quede fuera de servicio.

No incidir el agua directamente sobre el trabajador.

Asegurarse que los sistemas eléctricos disponen de protección adecuada para trabajar con agua.

Asegurar un suministro de agua y presión constante, preferentemente procedente de la traída.

En sistemas de producción de polvo en discontinuo, se pueden asociar a un detector, para que el funcionamiento este asociado de forma automática.

Solicitar al proveedor garantías de funcionamiento y eficacia.

Los sistemas lineales de boquillas fijas permiten flexibilidad para adaptarse a cualquier área de trabajo. Se debe realizar un diseño previo de la instalación en función de los puestos de trabajo y de los focos de polvo.

Durante la nebulización las partículas de polvo absorben la humedad de la niebla creada, provocando un incremento de peso de las partículas de polvo y produciéndose su precipitación al suelo. Mientras, las gotas que no han colisionado con las partículas de polvo al tener un tamaño de 10 micras aproximadamente, se evaporan antes de llegar al suelo sin mojar el material ni la maquinaria.

Se trata de un sistema de fácil montaje e instalación. Las acometidas a las líneas de alimentación pueden hacerse por micro tubo, directamente y con bridas. Suelen ser adaptables a todo tipo de tuberías.

En locales cerrados se deben situar las boquillas en la parte superior, de tal forma que el agua al caer forme una cortina de niebla y arrastre las partículas de polvo en suspensión.

Realizar periódicamente una limpieza adecuada de las superficies y las instalaciones para evitar que al secarse el polvo se movilice y pase de nuevo al ambiente.

En canteras y plantas de transformación a cielo abierto se producen movimientos de tierras, zonas de acopios, transporte de materiales y trituración que producen polvo en suspensión difícil de controlar. Los cañones móviles de nebulización (atomizadores) permiten proyectar la niebla de pequeñas partículas de agua hacia el foco del polvo o las zonas de mayor exposición.

Los cañones de nebulización se basan en la conducción de agua a presión a través de unas toberas donde se transforman en gotas diminutas. Posteriormente salen disparadas a gran distancia (entre 40 y 70) en función de la potencia del dispositivo, gracias a una fuerte corriente de aire producida por una turbina. Las gotas formadas quedan en suspensión en la atmósfera, de tal manera que las partículas de polvo terminan contactando con ellas para, finalmente, decantar por gravedad.

El hecho de tener un consumo de agua mínimo para obtener un rendimiento de operación tan elevado, y de que las partículas de agua que no contactan con el polvo no se precipiten sobre la zona de trabajo, es lo que los convierte en sistemas de alta eficiencia.

Debido a la localización de las instalaciones y la calidad de los suministros, a veces, resulta necesario realizar modificaciones en los cañones nebulizadores comerciales y acoplarle otros equipos fundamentales para su correcto funcionamiento.

  • Grupo hidráulico de Presión: para bombear agua de balsas o similar.
  • Sistema biocida: cuando el agua es captada de balsas de almacenamiento de pluviales o similar. Por ejemplo lámpara UV biocida.
  • Sistema de filtrado previo: que limite al máxima la llegada de partículas que puedan obstruir las boquillas.
  • Emplear tensioactivos añadidos al agua, sino es posible disminuir el tamaño de la gota, o si está limitada la cantidad de agua que se puede usar, o si el empleo de agua nebulizada no ha sido suficiente para disminuir la cantidad de polvo presente en el ambiente de trabajo. Emplear productos respetuosos con el medio ambiente.
     

Establecer un programa de mantenimiento periódico de la instalación que incluya: operaciones de revisión, tareas de limpieza y desinfección, sustitución de elementos fungibles (filtros), así como, los análisis a realizar.

Registrar los mantenimientos ejecutados en la instalación, incluyendo los análisis realizados, los resultados obtenidos, y los certificados de la limpieza y desinfección de la misma.

Realizar una evaluación de riesgos según la guía técnica para la prevención y control de la legionelosis en las instalaciones.

Evitar, en la medida de lo posible, que la temperatura del agua se situé entre los 20 y los 45 °C.

Revisar y limpiar periódicamente las boquillas del sistema de pulverización, sobre todo cuando se aprecie una disminución del agua proyectada, o cuando lleve mucho tiempo sin usarse.

Comprobar visualmente, como mínimo una vez por semana, todo el equipo para detectar posibles signos de daños.

Guardar la información del proveedor acerca de los objetivos de rendimiento del equipo de supresión de polvo, para compararla con los futuros resultados de las mediciones de polvo.